ALFALFA: Puede consumirse en forma fresca, ensilada, henificada o deshidratada. Estos dos últimos procesos son los únicos de interés para la industria de piensos. La henificación es un secado natural que supone una mayor duración, más pérdidas de valor nutritivo (hojas, proteína, vitaminas) y mayores riesgos de contaminación por tierra. Además, la humedad (por lluvia o rocío) aumenta la contaminación microbiana. La deshidratación reduce al mínimo estos problemas, dando lugar a un producto de mayor calidad. Los altos costes energéticos del proceso implican que una parte de la alfalfa comercializada como deshidratada en Europa haya sufrido un proceso previo de prehenif cado, dando lugar a un producto de calidad intermedia. Las alfalfas pueden comercializarse en forma de pacas, cubos o gránulos. La granulación favorece su manipulación, pero reduce su proporción de f bra efectiva.

LA PAJA: de cereales es un subproducto f broso altamente disponible, aunque su utilización en alimentación animal está limitada por su bajo valor nutritivo. La composición de la paja depende de la proporción de hojas/tallos, el diámetro del tallo y la altura de la planta, de modo que se presentan variaciones ligadas a la especie, el ecotipo o la climatología.