Las cerca de 3.000 cabras que están en los corrales de la zona urbana del pueblo de Soo están a la espera de estrenar, en enero de 2013, las nuevas instalaciones que ha construido el Ayuntamiento de Teguise en la Montaña de Mosta, a un kilómetro de ese núcleo.
El traslado del ganado caprino, en manos de seis ganaderos de la zona, pondrá fin a un problema de más de dos décadas que genera incomodidades a los vecinos por el fuerte olor que desprenden los recintos caprinos y la continua presencia de moscas y pulgas que tienen en vilo a los 615 vecinos de ese pago, que cuenta incluso con una escuela unitaria.
Los impedimentos de la normativa urbanística de ampliar los establos en el área urbana y la falta de dinero de la corporación local para financiar el nuevo edificio, han retrasado la solución al problema.
Las tres naves que se han construido en Montaña Mosta, en una superficie de 12.000 metros cuadrados, tienen capacidad para acoger a unas 3.000 cabezas, aseguró ayer el alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, quien visitó esta infraestructura en compañía del edil de Vías y Obras, Echedey Eugenio; Agricultura, José Domingo Morera; y varios ganaderos de Soo.
Cada uno de los tres edificios, levantados en un área de 4.000 metros cuadrados, está preparado para albergar ordeñadoras y otros servicios, como baños y despachos para los veterinarios, aseguró el encargado de la obra, Antonio Félix.
Teguise invirtió 600.000 euros en la edificación, que comenzó a levantarse en mayo de 2011, pero problemas con la empresa constructora de la misma, demoró la finalización de los trabajos, recepcionados este lunes por el consistorio. Ahora, el Cabildo redacta el pliego administrativo con las condiciones y el canon que deberán satisfacer los ganaderos por el uso de esta nueva infraestructura.
Uno de los cinco propietarios de las ganaderías ya salió de Soo, y los otros cuatro tiene espacio suficiente en Montaña Mosta para alojar a sus reses.
Suso Pérez pertenece a una de las familias afectadas que no han podido llevar las cabras a otro sitio. «Llevamos toda la vida esperando por estas instalaciones porque no nos dejaban hacer otras en condiciones. Esta situación es insoportable en invierno por la humedad», afirmó.
Margarita León se ocupa del ganado junto a su marido «más de cincuenta años». Al fin, apuntó, «veremos los nuevos corrales porque el dinero que había para hacerlos con anterioridad, nos decía que se destinó a otra cosa porque la obra no se podía hacer».
Iván Castro, vecino de Soo, señaló que sólo se creerá que «sacan las cabras de aquí cuando lo vea con mis propios ojos y limpien los corrales en su totalidad».